Felix
nació en 1969, el año en que Neil Armstrong dio el primer paso de la humanidad
sobre la superficie lunar. Neil murió este año, 2012, el año en que Felix
Baumgartner se convirtió en el primer hombre en romper la barrera del sonido,
viajando a una velocidad supersónica, tras llegar a la estratosfera y saltar al
vacío logrando una velocidad de 1.341,9 km/h.
Estos
hombres no sólo coinciden en fechas sino también en la forma y el significado
de sus hazañas, siendo cada uno, a su manera, respuestas del progreso
tecnológico humano.
Hace
varias décadas, Neil abría la compuerta del Apolo 11, mientras millones de
espectadores de todo el mundo, a través de la televisión, experimentaban en
carne propia y en blanco y negro la llegada del Hombre a la Luna, contagiando
del entusiasmo del progreso en vivo y directo a varias generaciones, y alzando
el poder de la televisión a un nivel que puso fin a las especulaciones sobre su
cualidad de efímera.
Algunas
teorías de conspiración quieren creer que Armstrong no llegó a la Luna y que
todo lo reproducido en la pantalla chica no fue más que una gran publicidad
dirigida por Stanley Kubrick para dar fuerza a Estados Unidos ante Rusia
durante la Guerra Fría. Fuese real o ficticio, representó el momento en que los
seres humanos fueron conscientes de su capacidad de llegar al espacio y
conquistarlo, saciando el hambre de realidad por las fantasías de Julio Verne y
de Herbert George Welles que Georges Méliès había filmado en clave de película
fantástica.
Lo
que hizo Baumgartner no se diferencia mucho de la llegada del Hombre a la Luna,
porque es una respuesta de una misma Historia, con sus propias características,
las de su tiempo, pero que no son otra cosa que formas de ahora, mas el
contenido de esta proeza es el mismo.
Esta
vez no tuvo nada que ver la Nasa ya que fue organizado por el reto personal de
un individuo ante su propio cuerpo y las limitaciones de éste, retando así al
cuerpo de los Hombres, otorgándonos una duda y una respuesta a la misma, en
esta tesis-salto al vacío-síntesis. Por ello tuvo que llenarse de patrocinio,
como Red Bull, lo cual a algunos le pareció un gran comercial, mas, al igual
que la conspiración de Kubrick, poco importó a la gente esto.
La
televisión, en su día, ganó una importancia enorme, mucho más que la fuerza de
los Estados Unidos, porque hizo entender al Hombre la capacidad de conexión que
podía existir. Ahora bien, más que Red Bull, quien salió ganando de esta proeza
fue YouTube, canal de vídeos creado en el 2005 por tres informáticos que luego
lo vendieron al gigante Google. YouTube ha ido, poco a poco, desplazando a la
televisión y cambiando nuestra forma de recibir y enviar información,
permitiéndonos crear canales con nuestros propios shows con una censura mucho
más leve que la TV en cuanto a contenido, formato y tiempo. Con esta
transmisión, YouTube demostró poder emitir en vivo y directo, en alta
definición y multicámara mientras los usuarios podían comentar en el video,
intercambiar lo que pensaban al instante, transformando una vez más la idea del espectador, haciéndonos
partícipes, receptores y emisores al segundo.
YouTube,
a pesar de ser una de las redes más utilizadas en Internet, nunca había tenido
las cifras de espectadores que consiguió con esta transmisión, a pesar de que
ya había incursionado en los conciertos en directo.
Baumgartner fue el paso definitivo del camino que se había trazado
YouTube para cambiar la idea del espectador, al igual que Armstrong muchos años
antes lo hizo para la televisión. Por supuesto habrá todavía muchos más cambios,
como los hay en la televisión. La historia del progreso tecnológica está
empezando y camina con pasos agigantados. Todo está por verse y ésta es la
prueba de que la tecnología, como todo invento de la humanidad, puede llevarnos
a hacer el bien, a compartir sanamente y formar parte del colectivo y
contagiarnos con la magia de ver a uno de nosotros sobre la estratosfera, y
automáticamente sentarnos allí, sobre la Tierra, junto a él, junto a toda la
humanidad, y así, tal como dimos junto a Neil el primer paso sobre la
superficie lunar, pudimos dar, todos juntos, el paso al vacío.
Giulio
Vita
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