Los planes del recorte humano.



La mayoría de los sacrificios que solicitan los políticos europeos afectan, sobre todo, a la clase media, y es normal que ellos, asesorados por sus economistas, vean que el dinero del rescate está en la mayoría de la poblaciónm porqueven a las personas como números productivos en vez de aprovechar el potencial individual para la sociedad.


El problema principal es que la solución de la crisis sea un Plan de Rescate, y no una Reforma de Sistema pues, ahora mismo se están promoviendo reformas que tapan los huecos mas no exterminan a las termitas, cayendo rápidamente en el mismo error que nos trajo hasta aquí.

Entiendo que los representantes políticos europes vean esta solución como la más acertada porque ellos no son parte del pueblo. Hace mucho que dejaron de serlo, desde el momento en que los salarios de los políticos se distanciaron galácticamente del sueldo medio.

Ellos no entienden al pueblo y el pueblo no los entiende a ellos, por eso la única forma de gobernar es el rechazo al dálogo o la violencia, opciones contrarias a todo el concepto de democracia. Un concepto cuyo origen celebra el mandato de la mayoría y no, como se ha ido haciendo, de unos cuantos millonarios gracias al voto de la gente. Porque tener los votos para ser Presidente o Representante Político no te da el permiso de exlcluir al resto de la sociedad. El liderazgo de un país tiene que respaldar el respeto de todos aquellos que lo componen por igual.
¿Cómo una persona que se gasta al mes entre 5.000 y 20.000 euros puede ser representante de uno que gana 1.200 euros al mes o menos?

Los hombres que viven al margen del desespero económico no pueden comprender lo que afecta realmente el aumento del transporte público, el de los impuestos o el de la comida.
Se habla de sacrificios que ha largo plazo darán resultados pero no se comprende, porque no se puede comprender en un nivel de vida privilegiado, que de aquí a que dé frutos este plan de rescate hay quienes están sobreviviendo a duras penas.

Por eso creo tanto en los muchachos que están indignados en las plazas, no porque creo que ellos vayan a crear una revolución sino porque, a pesar del mal ejemplo de sus políticos, sí creen en la democracia y han decidido ir a las calles a ponerla en práctica, con micrófonos que pasan de boca en boca, con las opiniones de todos siendo escuchadas y debatidas, y no es porque quieren destruir al país ni desestabilizar ni tampoco porque son unos perroflautas que no quieren trabajar, sino porque están preocupados de las decisiones que vienen del Gobierno y porque no pueden permitirse una vida precaria a largo plazo.

Con respecto al recorte de Sanidad por parte del gobierno español, que supone denegar a los inmigrantes ilegales el acceso público a la atención médica, los indignados debaten y le parecen medidas en contra de la humanidad (que lo son) y buscan a través del debate una solución diferente que no tenga que poner en juego vidas humanas.

Los políticos no entienden esto porque desde hace mucho ven a los ciudadanos como números, y el problema de ver a las personas así es que comienzas a manejar términos como "gastos innecesarios" o "recortes para rescatar este otro número". El problema de dirigir una nación como si fuera una empresa es que olvidamos que la humanidad es más compleja y por lo mismo hay derechos universales que no pueden suprimirse, porque hay que buscar una solución conjunta que no permita "desechar" algunas cifras por mejorar otras.

Las políticas de segregación buscan quitarle poder a aquellos que se preocupan, dejándoles caer la culpa a quienes menos la tienen. 
No hablo tampoco de quitar propiedades a los más ricos y repartir sus cuentas de banco millonarios para solventar la crisis, porque no creo en el comunismo y me parece un atropello, aunque no tan injusto. Pero sí creo que habría que hacer lo que nos proponen los muchachos de la plaza: buscar una solución positiva para la mayoría y teniendo todo en cuenta, no sólo lo que nos interesa. En esto no hay utopías ni teorías estúpidas. Hablo de recortes salariales a los políticos teniendo en cuenta el sueldo mínimo, hablo de controles fiscales sobre todo a los poderosos, hablo de escuchar a todos por igual y no agredir con la policía a muchachos que quieren pernoctar en la plaza para seguir debatiendo sobre un país que se les viene encima, como un tiburón; hablo de dejar de ver a los ciudadanos, legales o ilegales, como números en una gran cuenta, y empezar a verlos por su potencial y entender que en una sociedad también hay que hacer sacrificios por aquellos que no pueden hacerlos, como los enfermos y los ancianos, al igual que tampoco los niños pueden trabajar porque tienen que formarse. Esos son los puntos que habría que defender y no sólo en la calle sino en La Moncloa.

Europa tiene que dejar de funcionar como una empresa capitalista que utiliza a sus naciones para chupar recursos de otras, porque eso no llega a nada. Si quitas de un lugar, siempre tendrás un hueco, tarde o temprano aparecerá, por más que alargues el tiempo. 

La crisis está allí, no es una fantasía, los bonos de las deudas de otros países todavía se pueden comprar por individuos que mercadean con enteras naciones, y para eso no hay soluciones, sino que se castiga a aquellos que la única culpa que tuvieron fue creer, fue no informarse, fue pensar que estaban en buenas manos.

Los ciudadanos estamos pagando nuestro error merecidamente pero ¿cuándo lo harán los políticos, los millonarios y los banqueros?

Giulio Vita

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